martes, 1 de septiembre de 2009

El poema de Alfonso Salazar.

Echando un vistazo en el blog del poeta Alfonso Salazar, me he topado con un poema que me parece un muy digno homenaje y canto al futuro. Y me parece justo publicarlo aquí, con su permiso, aprovechando los brotes neuróticos que se están dando en mi pueblo por parte de unos ignorantes que de tanto desconocimiento y tanto "viva el Ejército" y "viva Franco" no pueden llegar siquiera a ser falangistas ni fascistas de verdad. Muchos de ellos militan en el PP -otros en el PSOE, algunos han pasado hasta por IU-, y sólo unos pocos pueden presumir de tener el carné de Falange. Componen un grupo ojalá minoritario de caracolillo, jerseys de Polo o Lacoste, cinturón rojigualdo (vergüenza me da ver la bandera rodeando sus cinturitas rasuradas al cero), asiduos a bares apadrinados por el Ayuntamiento y a las fiestukis los más jóvenes, que mandan al paredón a maricones, rojos, vascos y catalanes y que, por supuesto, tienen su momento de gloria en cada Semana Santa lavando sus pecados con la vergüenza de Cristo. Algunos leen, sobre todo desde que perdieron la voz seráfica de Jiménez Losantos en el camino a la libertad.

Ahora que desaparecen los que sufrieron el 18 de julio y sus consecuencias más inmediatas -y dentro de lo inmediato barajo un intervalo de 30 años-, y que España es una farsa en la que sólo Marlaska y cuatro más parecen tener dos dedos de frente, colgar en nuestras puertas mañana empieza la revolución -por parafrasear a Salazar- parece lo más sensato.

Se trata de tener los dedos de frente que tuvieron y tienen países como Alemania y Francia. Pero aquí, lógicamente, potencia mundial en el ránking de los miserables, somos una mezcla ridícula de la derecha más rancia que se da en el Reino Unido e Italia. Si los sindicatos no rompen con el sistema capitalista, no tienen derecho a reclamar que el Estado o los empresarios intervengan en el curso natural de la ley de la oferta y la demanda.

Pero en realidad estoy tranquilo. Zapatero echará dos tardes para recuperar Economía -que se la dejaron los americanos en junio- y, cuando estemos aprobados, podremos animar la vida cultural española en los pubs y discos del territorio nacional. O quién sabe, quizá mejor en las Ramblas de Barcelona.

Ahí queda el susodicho poema. Gracias a Alfonso Salazar por pensar en todos.


C O S T U R E R I L L A S D E L 3 6

Costurerillas del 36,
hijas del no pasarán.
Cigarreras de Sevilla
del Partido Liberal.

Enfermeras de Devonshire
Segunda Guerra Mundial.
Mignones que cantan Edith Piaf
en la Plaza de Pigalle.

Mujeres de pólvora y carmín
de rabia y libertad.
Esas sí, Comuna de París,
van dejando estelas en el mar.

Las que dijeron que no
cuando hablar estaba mal.
Las que dijeron sí
y guardaban un puñal.

Las que tienen velo sin querer.
Las que cuidan viejos sin quejar.
La que no fue madre
pero acuna hasta dormir.

Mujeres de plazas y de pan.
De colas largas y costal.
Esas sí, madres del maquís,
van dejando estelas en el mar.