miércoles, 29 de julio de 2009

Diez años de la desaparición de Javier Egea.



Nos lo ha recordado Luis García Montero en la conferencia de hoy en los Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz en San Roque. El 29 de julio de 1999 Javier Egea, Quisquete, como solían llamarle los amigos, se fue para siempre. Con su desaparición vino desastrosamente la aparición de una neblina para los lectores de poesía, de una laguna para la historia de la literatura, privada -privados nosotros- de una de las voces más importantes e innovadoras de la lírica contemporánea. Algo así como "La Nube" que Egea citaba en su poemario Troppo Mare se cernió sobre su figura hasta el extremo de que leer uno de sus poemarios es tarea obligada para un lector -cosa que va tornándose hacia la conversión en una aventura a menudo fracasada.

Javier Egea, al suicidarse a los 52 años de edad, tenía publicados los libros A boca de parir (1976), Paseo de los tristes (1982), Manifiesto albertista (1982), La otra sentimentalidad (1983, junto con García Montero y Salvador), Argentina 78, editado en 1983 por La Tertulia, Troppo Mare (1984) y Raro de Luna (1990).









En mi biblioteca sólo tengo el Troppo Mare que la Editorial Dauro sacó en 2000, con introducción y notas de José Rienda. Este libro está formado por seis bloques: Troppo Mare, Rosetta, El viajero, El estrago, Córam pópulo y Coda. De la cuarta parte, El estrago, dedicado a mi admirado Mariano Maresca, extraigo el primer poema:

(I)

Habré de verme aún una mañana más

a pesar de saber de memoria estos ojos

pues entre las primeras bofetadas del agua

y la tos puntual, madrugadora, terca

y los andrajos de la luz

han decidido regresar mi cuerpo

de los campos helados del sueño miserable

a los primeros tumbos,

a ese temblor,

a esta postura absurda de hombre sorprendido

aquí

vencido

en pie

delante

del espejo.

*

Puede que vengan hoy como una cuchillada,

puede que estas palabras las escribiese ayer.

*

Pero la calle crece como un retoño lento,

plomizo,

alrededor de cuellos y cinturas y nombres

y he visto una moneda que rodaba mis ojos

de mano en mano, torpe, dolorida, flotante,

estático en la niebla,

mirando las estatuas desmoronarse, lentas,

como palomas ciegas sobre la soledad,

agrupado en los rastros y las huellas del humo,

reconocido en este violeta de la luz

que me hiere y me canta.

*

Reconocido, sí,

en este laberinto de pavesas

-que no son nuevas, no- reconocidas

en medio del espanto, sobre los puentes rotos,

cifrado en tablas, garfios, abordajes,

como si fuera un campo inaccesible

o un lejano temblor la otra orilla.

*

Y he llevado al mercado mis pasos y mis manos

hasta donde me llega la memoria.

De Troppo Mare (1984).

miércoles, 15 de julio de 2009

A mi regreso de Granada.

Ayer llegué de Granada. Había ido el viernes para allá con mi prima, su novio y la hermana de éste para echar un vistazo al piso y habilitarlo para una vida digna. Anécdotas aparte -no habrá viaje tan romántico y cervecero en mucho tiempo-, pude volver a ver a gente admirable, aunque otros habré de verlos en otra ocasión.

A mi regreso, pongo en acción el escáner-impresora que mi tío Juan me ha regalado para mi próxima etapa estudiantil en Granada. Para dar fe de su buen funcionamiento, cuelgo algunas imágenes que de otro modo no podría compartir con ustedes. En primer lugar, la portada de su excelente poemario Abismo de los pájaros, publicado por la Diputación de Cádiz en 2004, y finalista del Premio Andalucía de la Crítica. Luego os presento la portada y la contraportada de su publicación Luna verde de abril, un homenaje que con sus pinturas hizo al maestro Juan Ramón en 2006, en la Universidad de Maryland (Wáshington, EEUU), la misma que lo propuso como candidato al Nobel que luego se le fue concedido. Por cierto que del poema que transcribo, los dos primeros versos de la última estrofa encabezaron mi poema "Ahora que recuerdo", aparecido en Quien pueda decir adiós (Aula de Literatura "José Cadalso", 2008), como ustedes ya recordarán. En realidad, Juan Gómez Macías fue uno de los primeros poetas que leí cuando niño -cuando más niño-, y a él puedo deber mi amor por la poesía y la presencia de ésta en parte de mi vida.










AQUEL LEJANO NIÑO



¡Qué error, me parecía
que aquel lejano niño
se estaba yendo para siempre!




MANUEL ALTOLAGUIRRE




A veces, en los momentos de desolación,
no he dado con el niño que correteaba la playa
llamando por sus nombres a las gaviotas
que triscaban sin descanso las crestas de las olas.
Pareciera que el niño se había ido para siempre.


Pero hoy, el niño de los días felices está conmigo
y jugamos dichosos en las arenas de Punta Paloma.
Estos ojos, los nuestros, que ahora miran el mar
son los mismos que miran desde siempre.
Y este corazón palpitante es el mismo corazón
que atraviesa como un dardo el paredón del tiempo
y alcanza las soleadas regiones de la ternura.


El alma no envejece si uno no quiere. Basta admitir
que estos ojos, nuestros ojos, son los ojos de las nubes
que, impasibles contemplan las olas, el niño y el hombre
y la afilada hoja de la luz que se pliega en el horizonte.


De Abismo de los pájaros (2004).





JUAN GÓMEZ MACÍAS, Luna verde enero. Homenaje a Juan Ramón Jiménez. Universidad de Maryland, Wáshington, 2006.

Esta obra -una pena que no podamos revivirla cara a cara-, titulada Los pájaros de yo me sé dónde, es una de mis favoritas, dentro de mi criterio de perfecto inculto en arte.





En fin: Juan Gómez Macías es un pintor magnífico, no sólo por su estilo único y primero en la historia del arte, y mucho menos porque lo diga yo, sino porque lo dicen también otros grandes críticos, estudiosos, poetas y aficionados a la pintura y el arte -que me venga ahora a la cabeza, recuerdo el nombre de José Corredor-Matheos. Y como poeta está a la altura de él mismo en pintura. En palabras de Fernando de Villena, su "pintura poética" es lo mismo en verso que en acuarelas, lienzos y telas de Venecia o Tombuctú.

sábado, 4 de julio de 2009

La Marcha contra la crisis es una marcha andalucista.

La Marcha contra la crisis convocada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) se ha iniciado hoy sábado 4 de julio en Villaverde del Río y ha congregado a más de 1.000 trabajadores y trabajadoras venidos de todos los puntos de Andalucía. A las 11 de la mañana, con un calor abrasador, propio de uno de los días más calurosos del año, los sindicalistas comenzaron a andar. Había jóvenes y mayores, nativos e inmigrantes, mujeres y hombres, trabajadores y trabajadoras de todos los sectores, del campo, de la construcción, de los servicios, de la industria, todos unidos reivindicando DIGNIDAD y EMPLEO.

El recibimiento esperado por parte del presidente de la Junta de Andalucía ha venido con sorpresas, pues las cargas policiales han sido protagonistas de un triste episodio innecesario. Vean si no a la gente normal y corriente de la marcha, que no alborotadores ni gamberros ni niñatos (como se piensa de los movimientos estudiantiles), y cómo se les ha increpado.

Para más información: web del SAT.

miércoles, 1 de julio de 2009